El ozono y el síndrome del edificio enfermo

Síndrome del edificio enfermo

Desde inicios de la década de los 90, la Organización Mundial de la Salud (O.M.S.), comenzó a definir el “Síndrome del Edificio Enfermo”, haciendo referencia a las enfermedades que afectan a personas que permanecen determinado tiempo en edificios con problemas ambientales.

En general, los ocupantes de un edificio enfermo presentan con mucha frecuencia síntomas como fatiga, irritación de ojos y nariz, tos, náuseas, dolores de cabeza, dolores de garganta y problemas respiratorios en general.

Posiblemente este fenómeno tuvo su origen en las tecnologías usadas en las construcciones a partir de los años 80. En esta época uno de los objetivos en que se perseguían era el ahorro y en la eficiencia energética. Para la consecución de dichos objetivos se recurrió a medidas de aislamiento muy severas que redujeron ostensiblemente la filtración del aire natural del exterior. Por otra parte, para la conservación de la energía no sólo se aplicaron medidas que garantizasen la hermeticidad del edificio (cierre hermético de ventanas y puertas), sino que también se persiguió el ahorro energético haciendo recircular un porcentaje muy alto de aire interior en los acondicionadores de aire. El mermar la entrada de aire exterior en recintos tan herméticamente aislados tiene como consecuencia un ambiente viciado y  enrarecimiento

El hecho de ahorrar energía influyó claramente en la disminución de la ventilación, lo cual, unido a otros factores, contribuyó a enrarecer el ambiente interior. Ha sido demostrado, que la existencia de acumulación de contaminantes en un edificio, es un síntoma causado por una ventilación deficiente y que un elevado porcentaje de los edificios enfermos carecían de una ventilación adecuada.

Fuentes de contaminación en los edificios enfermos

Existen dos posibles fuentes para la contaminación de un edificio:

  • Polucionantes del aire exterior
  • Polucionantes generados en el interior del edificio.

Los primeros contribuyen más bien poco a la contaminación del aire interior, precisamente por las características del edificio. Aunque si el sistema de filtración no es el adecuado, o no está en las condiciones óptimas para su funcionamiento, el poco aire que entra del exterior puede contener muchas impurezas.

Los polucionantes que más contribuyen al empobrecimiento de la calidad del aire interior de los edificios enfermos, son los generados dentro del propio edificio. Entre ellos se distinguen dos tipos: los contaminantes químicos y biológicos.

Contaminantes químicos

Muchos de los materiales modernos, utilizados tanto en la construcción como en la decoración de los edificios actuales, producen emanaciones que lentamente van incorporándose al aire ambiental interior. Un ejemplo de ello es el formaldehído que se emana de los depósitos de papel, de carácter irritante para los empleados. Algunos tipos de máquinas de impresión a gran escala pueden también producir ciertas cantidades de amoníaco. Entre otros muchos ejemplos de objetos que producen emanaciones polucionantes que enrarecen los ambientes interiores se encuentran algunos tan comunes como: barnices, tintes, pinturas, pegamentos, fibra de vidrio, etc.

Inclusive los ambientadores, utilizados frecuentemente para encubrir los olores desagradables, no son otra cosa que sustancias químicas que se suman a las muchas otras que puedan estar ya contaminando el ambiente, y pueden, en ciertas ocasiones, agudizar aún más la situación.

El humo del tabaco, que es quizá el que más motiva las protestas de algunos empleados, por ser el más visible a simple vista y por atribuirse al mismo las molestias, irritaciones y malestares, no es sino uno más en la larga lista de polucionantes interiores.

Contaminantes biológicos

Otro tipo de contaminantes de los ambientes interiores son los biológicos, conocidos comúnmente como microbios. Éstos se encuentran frecuentemente en los sistemas de acondicionamiento de aire, en lugares cerrados y resguardados, de difícil acceso para su limpieza frecuente y en los cuáles existen condiciones de humedad y temperatura que facilitan la proliferación de muchos microorganismos. Además estos sistemas de ventilación constituyen también un medio de distribución de los microorganismos (tanto los que se incuban en sus conductos, como de los que puedan provenir de un local donde hay una persona contaminada) hacia todas las diferentes secciones de un edificio. Por otra parte, el origen de este tipo de contaminación puede provenir también del exterior, a causa de filtros defectuosos, pero una vez en el interior, se produce constantemente dentro del propio edificio.

Las bacterias pueden ocupar los más diversos hábitat. Han sido aisladas, a través del estudio de diferentes casos, tanto en los sistemas de aire acondicionado, como en los ambientes interiores. Las especies de bacterias que pueden causar diversas enfermedades son las pseudomonas, la flavobacterium, el streptococcus, la legionella, etc. Es tal vez esta última, la que en más ocasiones ha llegado a producir trastornos fatales. Un ejemplo de ello fue el brote de esta enfermedad que tuvo lugar en una convención en un hotel de Filadelfia en 1976, en la cual murieron, a consecuencia de una neumonía fatal, 34 personas, de un total de 221 infectados.

Las especies de hongos aislados más frecuentemente en los edificios enfermos y catalogados como más peligrosos para las personas pertenecen al género aspergillus (A. Níger, A. Fumigatus) que generalmente producen infecciones pulmonares. Han sido localizados tanto en ambientes interiores, como en conductos de aire acondicionado.

Los protozoos constituyen otro tipo de contaminación biológica. Capaces de desarrollar colonias en el agua para humidificación, se dispersan luego en forma de aerosoles, produciendo lo que se ha dado en llamar “fiebre del humidificador”.

Los diferentes tipos de microorganismos encontrados en las instalaciones de calefacción, ventilación y aire acondicionado, pueden causar dos grandes tipos de problemas que pueden presentarse con diferente intensidad y gradaciones:

  • Infecciones y reacciones alérgicas leves, que pueden originar trastornos transitorios como irritaciones, dolores de garganta, alergias leves, etc.
  • Infecciones y reacciones alérgicas graves, tal como se mencionó en un ejemplo anterior.

En los últimos años ha venido haciéndose cada vez más evidente la importancia del papel que juegan los sistemas de ventilación y aire acondicionado descritos como caldo de cultivo y medio distribuidor de microorganismos patógenos. De aquí la importancia que reviste el buen diseño y mantenimiento de dichos sistemas.

Implicaciones del síndrome del edificio enfermo

Un edificio que no disponga de las condiciones ambientales adecuadas provocará efectos negativos sobre la salud de los empleados, lo cual influirá notablemente en la productividad laboral de los mismos. Ha sido demostrado que el nivel de absentismo en edificios cuyas condiciones ambientales son deficientes, puede alcanzar niveles muy altos.

Un estudio realizado recientemente en 100 edificios de Madrid, Barcelona, Sevilla y Vitoria, arrojó como resultado que tres de cada cuatro edificios examinados están contaminados por hongos, bacterias, polvo o emanaciones, entre otras causas. El estudio fue encargado por la Unión Europea a Healthy Buildings Internacional (HBI) (Edificios Sanos Internacional), sociedad dedicada a la identificación de problemas de polución, que audito los cien edificios mencionados. El informe de la UE fue reflejado en la prensa a principios de 1994.

Una encuesta realizada a los trabajadores de estos lugares destacó que cerca del 80% consideraba que el aire de la oficina se encontraba cargado y molesto, y un 85% aseguraba que el ritmo de trabajo mejora con un aire más limpio y fresco. El malestar físico, la irritación o la sequedad de los ojos, nariz y garganta, el enrojecimiento de la piel, la  fatiga mental y las alteraciones de la memoria son algunos de los problemas de salud que sufren las personas afectadas por este síndrome. El 45% de los empleados encuestados por HBI sostuvieron que pierden, al menos, un día de trabajo al año, debido a las molestias ocasionadas por el Síndrome del Edificio Enfermo.

El ozono: la mejor solución para mantener el edificio sano

En primer lugar, los arquitectos y responsables del diseño del edificio han de ser conscientes de la importancia que tiene el ambiente interior y actuar en consecuencia.

El mantenimiento del edifico es un aspecto realmente clave. En el caso de sistemas de acondicionamiento del aire los conductos y filtros  no se suelen limpiar con la frecuencia necesaria. Además, la limpieza profunda de estos componentes del sistema limpieza debería completarse con el empleo de un agente desinfectante. Un desinfectante de acción temporal no es suficiente para garantizar la higiene de conductos y locales ya que en el  entre limpieza y limpieza los contaminantes pueden reaparecer ya que comienzan a generarse rápidamente y su ciclo de reproducción es muy rápido.

Es por ello que el ozono es la solución más adecuada y segura para el mantenimiento de los conductos de ventilación. Gracias a generadores de ozono instalados en los conductos de ventilación se consigue  la dosificación continua de un agente de acción amplia como el ozono, tanto a través de los sistemas de acondicionamiento de aire, como en los propios locales de trabajo o almacenamiento. Además, como el ozono (O3) se descompone espontáneamente en oxígeno (O2), es el único desinfectante y descontaminante que no contribuye a la contaminación química del ambiente.

Además, la instalación directa de generadores de ozono en las distintas dependencias de los edificios añade un plus de desinfección, ya que, independientemente del sistema de ventilación que se emplee, también en los rincones, marcos, cortinas, estanterías y otros lugares de difícil acceso, pueden acumularse muchos contaminantes

Ozonización de ambientes interiores y sistemas de aire acondicionado

Debido a sus propiedades desodorantes y desinfectantes, el ozono constituye un agente muy importante para combatir los efectos del Síndrome del edificio enfermo (SEE) y lograr que disminuyan los síntomas y problemas de salud que aquejan a una buena parte de los ocupantes de estos edificios

El ozono ejerce una acción eficaz contra los contaminantes.

  • Químicos de origen orgánico.
  • Químicos de origen inorgánico.
  • Biológicos (virus, bacterias, hongos, etc.).

Muchas sustancias químicas de origen orgánico e inorgánico, cuyas fuentes fueron descritas anteriormente, pueden formar un microclima especialmente nocivo en los edificios, contribuyendo al SEE. Por su amplio espectro de acción, el ozono es capaz de reaccionar contra compuestos como aldehídos, cetonas, derivados nitrogenados, olefinas, derivados del azufre, hidrocarburos, fenoles, etc., neutralizando muchos de sus efectos.

La acción de la ozonización frente a contaminantes químicos, sea cual sea su origen es:

  • Por oxidación directa sobre las moléculas contaminantes, incorporándoles un átomo de oxigeno. Esto se consigue por la escisión de la molécula de ozono y la liberación de una molécula de oxígeno normal.
  • Por adición de la molécula de ozono a la del contaminante, con lo cual se forma una tercera molécula inestable que se fragmenta en otras de menor peso molecular.

A través de estos mecanismos, el ozono transforma a muchas de las moléculas que poseen propiedades tóxicas, irritantes, alergenitas, mal odorantes, etc., en otras sustancias, que carecen de las mencionadas propiedades perjudiciales y se eliminan mas fácilmente del ambiente. En el caso de sustancias que se dispersan en forma de aerosoles suspendidos en el aire, el ozono produce la desestabilización de los aerosoles, facilitando también su separación del aire ambiental.

El ozono es capaz de destruir o de desactivar los microorganismos por su acción desintegrante sobre las membranas de los mismos

En el caso de los virus, la ozonización provoca el bloqueo de sus receptores superficiales, con lo cual resultan totalmente desactivados.

Estas acciones del ozono se traducen en una mejoría notable del ambiente en múltiples aspectos, entre ellos cabe mencionar que:

  1. Elimina la sensación de enrarecimiento del ambiente y falta de oxigenación.
  2. Destruye olores desagradables.
  3. Elimina sustancias irritantes, alergenicas y molestas.
  4. Reduce sensiblemente el nivel de microorganismos presentes en el ambiente.

Distribución del ozono en los edificios con SEE

Un medio ideal para la distribución del ozono en los edificios enfermos es a través del sistema de aire acondicionado. Este sistema presenta ciertas ventajas, entre las cuales destacan:

  • Fácil distribución a todas las zonas del edificio a través de los conductos.
  • Aprovechamiento de la impulsión de aire del sistema para su difusión en las distintas áreas.
  • Bajo costo de instalación y mantenimiento.

No obstante, es conveniente también la instalación individual de equipos en aquellos locales que no posean aire acondicionado o cuando se precise de una dosificación específica de ozono en las distintas áreas a tratar.

Conclusión

Resumiendo todo lo expuesto, con la aplicación del ozono se puede lograr una reducción muy sensible en la frecuencia y severidad de las afecciones que se dan en los inmuebles con síndrome del edificio enfermo (molestias, irritaciones, alergias, infecciones, etc.). Estos síntomas, producidas por microorganismos, sumados a los producidos por contaminantes químicos, aquejan en mayor o menor grado a los ocupantes de estos edificios. Gracias a la ozonización los ocupantes de edificios aquejados por el SEE podrán tener mejores condiciones de trabajo al mejorar la calidad del ambiente en que desarrollan su actividad, lo que repercutirá positivamente en su bienestar psicosomático.

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